Gepe: Bailes Andinos



Gepe - Lanzamiento disco "GP"
Miércoles 24 de octubre, Club Chocolate.

Un fragmento de ‘En La Naturaleza (4-3-2-1)’ versa: “La alegría es igual que la pena, como dos personajes en el mismo lugar”. Una frase sencilla, pero decodifica mucho de la música entregada por Gepe. Pues, ¿para qué ponerle nombre a un estado anímico? Estos siempre fluctúan, no son estáticos, se mueven continuamente. No hay alegría, no hay tristeza. Todo es fiesta.

Las canciones del estandarte del sello Quemasucabeza no tienen una constitución estable, por eso se va amoldando de acuerdo a los intereses de su creador. En este caso una mezcla de pop, melancolía y carnaval.

Sobretodo de esto último, ya que la noche pasada mientras se presentaba en sociedad el cuarto larga duración del ex Taller Dejao, con una puesta en escena muy cuidada y con claras alusiones a los festivales religiosos norteños, los temas más recientes brillaron por su absoluto sentido rítmico.

La diversidad de la paleta sónica presentada ayer está al borde de lo inclasificable, en un vaivén emocional que recorría desde la melancolía de‘Campos Magnéticos’, pasando por reggae en ‘Fruta y Té’, hasta la clave acústica de los covers a ‘Doble Opuesto’ y ‘Ojalá que llueva café’ (ambas en compañía de Fakuta, quien también lo acompañaría en la sencilla ‘Bailar Bien, Bailar Mal’). O la explosión variopinta de ‘Bomba Chaya’, se convierten en pasajes absolutamente disfrutables, ratificando esta multipolaridad sonora que suma y suma puntos al sonido en vivo.

Si bien “GP” fue el soberano en la hora y media de show -al fin y al cabo es el trabajo a defender- “Audiovisión”también se hace acreedor de importantes momentos de un recital que parece no haber tenido ningún punto bajo (el sonido y la sencilla iluminación anduvieron espléndido, en un Club Chocolate que cumplió a la perfección como residencia para esta clase de eventos). ‘Alfabeto’ es y será la joyita de su autor, así como ‘La Bajada’ gana mucha urgencia en su versión en vivo de mano de una ejecución exquisita en manos de la banda compuesta, entre otros, porFelicia MoralesPedro Piedra y Gonzalo Yáñez. Pero fue con ‘Por La Ventana’ en que se presencio el pick del recital, ese compromiso entre artista-público, con un Gepe cantando desde abajo del escenario mimetizado entre todos sus oyentes incluso bailando entre -y con- ellos, dejó una postal de aquellas.

Un lanzamiento que terminó involucrando mucho riesgo, por el giro sonoro que se le da al catálogo del artista, al fin y al cabo es el primer sondeo de cómo se vienen las reacciones ante una nueva apuesta discográfica. Sin embargo con shows como el de anoche, los resultados sólo pueden ser favorables. Y si todo sigue así, las presentaciones de “GP” ya se convertirán en un carnaval sónico imprescindible para esta temporada.

Gary Clark Jr. - Blak and Blu (2012)



Son tiempos difíciles para la sorpresa. El reciclado ha fundado templos y templos con miles de adoradores a los que complacer. La doctrina del “nada bueno se hace hoy” ha calado tan hondo en lo colectivo, que ojos y oídos parecen cerrados a lo que se va gestando en nuestras narices.


Es tal vez por eso que las excepciones a estas “normas subliminales” resultan tan apreciables, porque no son muchas. Son como llamas pequeñas que ante la mínima brisa se pueden apagar. No obstante, de tanto en tanto surgen verdaderas llamaradas que amenazan con incinerar el panorama completo. Obras que parecen no pertenecer a ningún nicho, se ríen del prejuicio y cruzan estilos con total soltura que parece el único camino para escapar de las transiciones al día de hoy. Sin detenerse a mirar (porque no hay tiempo para ello) traspasan trincheras y bombardean a quemarropa.

Un fenómeno que recientemente se manifiesta (y refrenda) con “Blak and Blu”. ¿Su gestor? Un nombre que goza del beneplácito de todo el mundo actualmente, aun cuando le quede mucho para cimentar una carrera –exponencialmente- expansiva, con este LP parece haber ganado la primera partida. Gary Clark Jr. le llaman, y se ha convertido en un necesario nombre a tener en cuenta.

Ya lo insinuaba el año pasado con el EP “Bright Lights”, cuyo tema homónimo se repite el plato y repercute en que ancla inmediatamente un hit en el cancionero de esta temporada. Y no sólo eso, la cocinada a fuego lento ‘When My Train Pulls In’ y cada uno de sus siete minutos parecen engullir con zapatos y todo. Dejando en el aire que este ascenso ya no es una sorpresa, sino una vieja advertencia que viene a cumplir su promesa, ahora ya.

“Blak and Blu” aparece para eso, para hacerse cargo de las expectativas, jugueteando sin temor entre la guitarra a lo Hendrix, o situando como referente a Stevie Ray Vaughan, hasta transitar por los terrenos del Hip hop o el soul, todo en uno. Y es que las raíces negras son tan amplias y adentradas en la tierra que el no aprovecharlas, mezclarlas y profanarlas, parece un limite demasiado tentador como para que el oriundo de Texas no lo traspase.

Mike Elizondo, quien produce, tiene mucho que ver con este cruce de géneros. Digamos, con un productor que ha tenido que ver con nombres que van desde Eminem hasta Mastodon, cae de maduro el empuje que pudo aportar en las transversalidad genérica del disco. Si esta variedad es bien o mal llevada puede ser cuestionable, de pronto el choque de estéticas es algo confuso, no obstante siempre se entiende la necesidad de no amarrarse a nada.

Desde ese remezón que es ‘Ain’t Messin ‘Round’ al rock n’roll fresco de ‘Travis County’, el tránsito parecer tener una única premisa: una escalada continua de temperadas piezas, en las que también podríamos incluir el rock árido de ‘Numb’, el segundo single, con un desempeño electrizante.

‘The Life’ es la pieza que más denota esa transgresión de Gary Clark Jr., abrazando una constitución mucho mas R&B que sus hermanas. Un notorio descenso en la pulsación y si bien se puede cuestionar, al final sólo entrega matiz a una obra que se jacta en cada track de ello. ‘Please Come Home’ también aborda este reto, aunque de una forma más recatada, incursionando en el falsetto, pero sin renunciar a las dosis de soul gravitante.

Para qué hablar de ese cover a Jimi Hendrix o el excelso blues de ‘Next Door Neighbor Blues’ que cierra el disco. Marcan los puntos cardinales de este viaje de más de una hora en que el músico mide cuan ancho puede ser su talento. Con aciertos y erratas, los primeros siguen siendo muchos más, confirmando la buena salud de un disco tremendo y a un intérprete que maneja pulcramente el deslumbramiento.