Paracaidistas - Paracaidistas EP (2015)



El proceso de fraguado de varios proyectos está llegando a su fin y con ello empiezan a florecer EPs y discos de largaduración que pasarán a engrosar poquito a poco un nuevo panteón de bandas jóvenes a las que seguirles el paso. Paracaidistas -de hecho- libera su primer trabajo como tal en un formato directo, ganchero pero que acusa cierta asincronía en su traducción del en vivo a la versión de estudio.

La interpretación que se hace tras los controles sobre las canciones las hace variar bastante. Esto se verifica fácilmente realizando el simple ejercicio de revisar en YouTube cualquier video de sus presentaciones en vivo; ahí notaran el ánimo desatado y estilo sucio y totalmente estridente que poseen. Un cruce a medio paso de lo bastardo entre melodías instantáneas con guitarras chirriantes.

Al darle play al EP, en cambio, lo que predomina es algo más limpio. Las melodías siguen siendo instantáneas y de hecho se potencian, pero tal vez -sólo tal vez- a la globalidad no le hubiese venido mal un poco de esa tosquedad que, por lo demostrado hasta la fecha, a la banda no le falta. Lo bueno es que tiempo para corregirlo o balancearlo hay mucho y lo demás, como veremos, funciona bastante bien.

La facilidad para crear ganchos melódicos es infalible: no tararear inmediatamente ‘McDonald’s’ o‘Respeto Público’ es imposible. La interacción entre las voces de los vocalistas hace ganar a los temas, retrotrayéndose a esa inmediatez del pop en español o a lo que hacían bandas como Red Kross en 1990. ‘Jardinería Del Mar’ es melancolía sintetizada dando a conocer que el grupo no solo sabe hacer hits, sino también canciones donde reposar. Será en ‘Si yo no sé’ donde la ambivalencia sonora de la banda se deje notar con más fuerza, haciendo de esta una versión que sale algo mal parada ante su contraparte en vivo; no obstante, como decíamos anteriormente, ello no enturbia la buena composición, solo la deforma un poco.

En el apartado lírico, como en los videos que derivan desde la obra, el imaginario es uno acorde con los intereses y la vitalidad del grupo; uno donde el sexo y el amor pasan a formar parte de historias hilarantes que no se adentran mucho en el terreno de la seriedad. A lo más podremos encontrar algo de melancolía, no obstante es la desfachatez, lo lúdico y –recalquémoslo- lo jocoso de las letras lo que protagoniza estas canciones que vienen a dar inicio a una discografía que promete.

¿Y Ahora qué? Pues la búsqueda de un sonido definitivo, que puede llegar a ser un camino bastante largo de recorrer, pero que seguro se terminará dando con el bagaje, los cientos de tocatas y la seguridad derivada de las mismas. Por otra parte la cosecha de coros instantáneos y pegajosos parece ser un activo que ya tienen dominado. Y, bueno, componer canciones que se puedan quedar con tal naturalidad nunca es trabajo fácil. Punto para Paracaidistas aún queda mucho partido por delante.

Matorral - Gabriel (2015)



La lógica que sigue Matorral exige dar profundidad a sus canciones. Aun cuando gusten de doblar por esquinas menos recorridas anteriormente, siempre consiguen ahondar y brindar a sus escuchas una vuelta más, un espacio para que quien oiga las canciones perciba o pueda llegar a una interpretación propia, personal.

Es la búsqueda inacabable de unos músicos que esperan la misma inquietud de quienes -en definitiva- disfrutan o sienten curiosidad por lo que tienen para ofrecer.

Y el nuevo disco no podía ser menos: se adhiere con convicción a esta forma, dando protagonismo a otros instrumentos en desmedro de las guitarras y texturizando las composiciones de nuevas maneras. De hecho, Felipe Cadenasso prácticamente no toca la guitarra en este elepé, inclinándose en mayor medida por los teclados, que de primeras parecen llevar la nota alta.

Dentro del método de trabajo de Matorral, esto no debería ser una locura. “Remoto Control” (2013) fue un trabajo redondo y bastante bien recibido, además de ser un disco que equilibraba su lírica con un sonido mesurado pero con voz propia, y eso es una garantía que se da por hecha con ellos. Más allá del instrumento que tome o no protagonismo, la voz de Matorral se mantiene.

Independiente de la herramienta que ocupen para poder fabricar el mensaje de cada disco, poseen, en definitiva, un lenguaje musical distintivo que siempre saca provecho a nuevos elementos y nunca son estos quienes que se apropian de la personalidad del grupo.

Y es que desde el single promocional, ‘Boleta De Cambio’, ya se marcaba el signo por el que se guiaría el disco: canciones lentas con pianos cáusticos y esa sensación de limbo constante.

“Es como un sol antes de tiempo”, dice ‘Abril’, el cuarto tema que se embala, tal como casi todo en “Gabriel”, en esa aura de canciones compuestas por piano y batería cardíaca marcando el paso (a lo ‘Videotape’ de Radiohead) que sólo puede terminar en un zanjón de introspección .Y es que casi todos los temas comparten estos elementos: ‘Blanco’ y ‘Aire’, sin ir más lejos, son como si te vaciaran el alma de a poco, o inclinándose por algo más dulce y sideral, podríamos detenernos en ‘Cierto’.

Ahora, si buscásemos un adjetivo -uno tan sólo- para adjudicarle a “Gabriel” (nombre dado por el hijo recién nacido de Gonzalo Planet, bajista) este sería prudente. Una mesura propia para reinterpretarse, ya sea por el momento que viven los integrantes, o por la renovación constante.

La creación de nueva música, la paternidad o la codificación de las canciones son ciclos incesantes que parecen endilgarse a quienes transitan por ellas. Matorral parece no escapar a esto, y lo traduce en este disco. Tanto para ellos como artistas, que al fin y al cabo viven en un mundo real, como para quienes están tras los parlantes buscando recovecos a los que asirse en su obra.

Nonato Coo - Niños Del Cerro



Este 2015 viene algo condicionado por lo que a todas luces parece un punto de inflexión bastante notorio en la escena nacional. Y es bueno. Bueno por muchos motivos.
Quizás el que más resalte sea el hecho que remover las aguas siempre es señal de agitación, de cambiar. El segundo, que la música clasificada como independiente desde el 2010 en adelante (tal vez un poco antes) ya está asentada con cierta comodidad y se hicieron dueños de su espacio; la independencia ya no es tal, y el formato estilístico de los sintes y el pop bailable estaban volviendo un poco uniforme la idea que se tenía como tal de música -a falta de un mejor adjetivo- emergente.
La respuesta natural a esto fue la proliferación de una escena dispar estilísticamente, desde el pop de guitarras hasta la etiqueta que guste posicionar aquí. Bandas como Patio Solar o My Light Shines For You comparten sin muchos abanderamientos sonoros un procedimiento de trabajo similar. Tal vez venga de ahí la cohesión y esa ventolera con un potente e indesmentible aroma a recambio. Y se agradece. Realmente se agradece.

¿Qué faltaba? Pues producciones a las que asirse, esos estandartes bajo los que cobijarse y poder materializar lo que ya se daba en las calles, en las tocatas. Primero vino esa punta de lanza de pop genialmente ganchero de "Temporada" (2015), de mano del sello Piloto, y ahora llega la ratificación con este "Nonato Coo" (2015) que más allá de cumplir con esta materialización de una escena -aunque se hace cargo del peso, sea necesario o no- entrega un trabajo precioso, ni más ni menos.

Permitiéndome un poco de espacio hago el enlace con Naoki Urasawa, un célebre mangaka , quien en su obra "20th Century Boys" hablaba sobre esto mismo: el recambio, cómo muchas veces las nuevas generaciones, desde su niñez y juventud pueden realizar acciones que repercuten fuertemente en el futuro, ya sea para bien o para mal. Y este álbum tiene algo de eso, esa sensación indiscutible que acá hay un eco, es una apuesta. Es difícil jactarse de certezas, no obstante es un viaje que amerita ser recorrido.

Las reverberaciones a lo Velvet Underground en la apertura de 'Capital' o ese tono tropical texturizado de 'José De los Rayos' son difíciles de pasar desapercibidas. El mismo tema homónimo que acusa una cooperación con Yaney Salgado (Patio Solar) ya habla de esa especie de colectividad en la ejecución, una que termina por permear las composiciones. 

‘Viste Las Palabras’ se retrotrae al pop urgente, uno que a rítmica y guitarra texturizada nos hace sentir apurados, más no aturdidos. 

‘Nos Vemos Cómodos En Este Frío’ es el despliegue; una llanura donde reposar tras los vaivenes musicales del disco. Y es que acusar una corriente predominante en el ánimo de la placa, más que difícil es imposible. Porque no lo hay. Y tejer un lienzo con muchas tendencias pero que no acuse a simple vista las costuras es todo un logro. 

Para finalizar la idea del quinto párrafo y de paso cerrar esta reseña, Kenji Endo, el protagonista de la obra antes mencionada, era un tipo normal que trabajaba en una tienda -a lo minimarket de barrio- y creía que podía salvar al mundo con música. Pues yo creo que este álbum hará del mundo algo mejor o, al menos, ayudará a tener un mucho mejor panorama musical. 

Tal vez "Nonato Coo" contribuirá con varias canciones que de seguro estarán en las playlist locales del siguiente lustro. Por lo menos así debería ocurrir.

Casa Volada - Francisco Ovando




Un libro sobre un tipo invisible,para sus compañeros de trabajo, que escribe un libro sobre un pintor chileno de inicios del siglo XX que se volvió loco. Así suena simple,pero el entramado del mismo y esa frontera indefinida de la ficción (que de hecho se trata en el mismo) lo hace súper recomendable.

“Allí donde la luz del día desvela la seguridad de las formas fijas, y con ella la imposición de volvernos funcionales a la cotidianeidad, la noche construye sus dudas: la materia vuelta oscura reclama su existencia fuera de toda certeza. Hay un impulso natural en todos nosotros que nos mantiene inquietos en la oscuridad, un llamado que nos exige volver al refugio. Desde ese impulso hay que abocarse a la escritura”